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miércoles, 21 de enero de 2009

Se fue el caimán

Ya se fue.

De él se dice que es tan tonto que se encerraba en el retrete para hacer sus necedades.

Eso me dijeron.

Cuando el amor se muere ¿adónde va?


Pues al parecer ni el poeta lo sabe:

¡Los suspiros son aire y van al aire!
¡Las lágrimas son agua y van al mar!
Dime, mujer, cuando el amor se olvida
¿sabes tú adónde va?

Gustavo Adolfo Bécquer (Rimas y Leyendas)

Pero el tiempo parece que termina siendo una bruma sobre todo lo pasado:

En mi alma muchas veces, un momento,
se abre una puerta dormida,
yo no sé si sacudida por el viento,
sé que se cierra enseguida.
Y en la senda donde vivo siempre encuentro
tus flores desvanecidas.

Cuando volvamos a vernos
no sangrarán tus heridas,
yo he pagado tu dolor con el infierno
tu amor con toda mi vida.
Para tanta soledad me sobra el tiempo
dile a la vida que viva.

No me traigas esas flores ni preguntes
si te arranqué de mi vida,
en la negra oscuridad donde te hundes
mi corazón te vigila.
No me traigas esas flores ni preguntes
si te arranqué de mi vida.

Tus amores, nuestro amor y el pensamiento,
son canciones enemigas;
yo sé bien cuáles son mis sentimientos
no quiero más despedidas.
Para tanta soledad me sobra el tiempo
y el tiempo sí que te olvida.

Cuando volvamos a vernos
no sangrarán tus heridas,
yo he pagado tu dolor con el infierno
tu amor con toda mi vida.
Para tanta soledad me sobra el tiempo
dile a la vida que viva.

Alfredo Zitarrosa (Dile a la vida, canción)

Y como casi todos los amores mueren, porque delicada flor es el amor, he aquí una receta para blindarse de antemano (que los viejos del lugar no aconsejan, porque es como asfixiar la flor antes de que brote):

En la puerta de mi casa
tres arbolitos planté,
planté una fe, una esperanza
y un “jamás te olvidaré”.

Pero también he plantado,
porque te sé precavida,
un corazón al revés
y una flor que dice: olvida.

Coplas como panaderos,
como nubes, como aquel
mirlo que cantaba manso
a orillas del Arapey.

Yo soy tararira vieja,
que busca lo más profundo,
viveza precisa el hombre
para vivir en el mundo.

Pero también necesita,
y la copla no lo dice,
una mujer compañera,
una canción cuando triste.

El valor todo lo puede,
hay que tenerse confianza,
y lo que el valor no pueda*
lo ha de poder la esperanza.

Coplas que son como un poncho
en un camino invernal
y, al perdido en este mundo,
un agua de manantial.

Washington Benavides - Tanta vida en cuatro versos.

Pero, si no te blindas de antemano, más duro será el sufrir. Nadie como Borges:

Habré de levantar la vasta vida
que aún ahora es tu espejo:
cada mañana habré de reconstruirla.
Desde que te alejaste,
cuántos lugares se han tornado vanos
y sin sentido, iguales
a luces en el día.
Tardes que fueron nicho de tu imagen,
músicas en que siempre me aguardabas,
palabras de aquel tiempo,
yo tendré que quebrarlas con mis manos.
¿En qué hondonada esconderé mi alma
para que no vea tu ausencia
que como un sol terrible, sin ocaso,
brilla definitiva y despiadada?
Tu ausencia me rodea
como la cuerda a la garganta,
el mar al que se hunde.

Jorge Luis Borges - Ausencia

Que el espíritu de los poetas nos sirva de guía.

jueves, 15 de enero de 2009

Esquelas

La entrada anterior me ha recordado otra anécdota de George B. Shaw:

Cierta aristócrata, Ann Milford, muy atraída por el dramaturgo, le envió una esquela cuyo texto era: "Lady Milford estará sola en casa esta noche."

La respuesta, que llegó en otra esquela, fue: " George Bernard Shaw, también".

miércoles, 14 de enero de 2009

Telegramas





Telegrama a Winston Churchill con ocasión del estreno de "Major Barbara":

"Have reserved two tickets for first night. Come and bring a friend if you have one."
(He reservado dos entradas para la primera noche. Venga y traiga un amigo, si lo tiene."
George Bernard Shaw

Respuesta:
"Impossible to come to first night. Will come to second night, if you have one."
(Me es imposible acudir la primera noche. Iré la segunda, si la hay."

Wiston Churchill

Puede que no sea cierto, pero es humor británico.


Por cierto, la obra de Bernard Shaw “Major Barbara”, no es precisamente una comedia. Uno queda convencido de que la pobreza es el peor de nuestros crímenes, de que la Iglesia es instrumento del capitalismo (bueno, vaya descubrimiento) y de que el progreso real se logra mediante el poder de las armas. Para remate nos acaba convenciendo de que el fin justifica los medios. Sean buenos y no la vean o, si la ven, lo la escuchen. No empiecen el año con actitudes inmorales. Mi consejo, por el contrario, es que sean ricos --sí, sí, me han entendido bien, que amasen todo el dinero que puedan antes de que sea tarde--- y no lean, que es peor.

viernes, 2 de enero de 2009

Televidente




Aquí estoy otra vez de vuelta

en mi cuarto de Iowa City


Tomo a sorbos mi plato de sopa Campbell

frente al televisor apagado


La pantalla refleja la imagen

de la cuchara entrando en mi boca


Y soy el aviso comercial de mí mismo

que anuncia nada


a nadie


Oscar Hahn (Chile, 1938)

jueves, 1 de enero de 2009

Oda al mar

Para Isabel y Pedro,
mis amigos transoceánicos.

Aquí en la isla
el mar
y cuánto mar
se sale de sí mismo
a cada rato,
dice que sí, que no,
que no, que no, que no,
dice que sí, en azul,
en espuma, en galope,
dice que no, que no.
No puede estarse quieto,
me llamo mar, repite
pegando en una piedra
sin lograr convencerla,
entonces
con siete lenguas verdes
de siete perros verdes,
de siete tigres verdes,
de siete mares verdes,
la recorre, la besa,
la humedece
y se golpea el pecho
repitiendo su nombre.
Oh mar, así te llamas,
oh camarada océano,
no pierdas tiempo y agua,
no te sacudas tanto,
ayúdanos,
somos los pequeñitos
pescadores,
los hombres de la orilla,
tenemos frío y hambre
eres nuestro enemigo,
no golpees tan fuerte,
no grites de ese modo,
abre tu caja verde
y déjanos a todos
en las manos
tu regalo de plata:
el pez de cada día.

Aquí en cada casa
lo queremos
y aunque sea de plata,
de cristal o de luna,
nació para las pobres
cocinas de la tierra.
No lo guardes,
avaro,
corriendo frío como
relámpago mojado
debajo de tus olas.
Ven, ahora,
ábrete
y déjalo
cerca de nuestras manos,
ayúdanos, océano,
padre verde y profundo,
a terminar un día
la pobreza terrestre.
Déjanos
cosechar la infinita
plantación de tus vidas,
tus trigos y tus uvas,
tus bueyes, tus metales,
el esplendor mojado
y el fruto sumergido.

Padre mar, ya sabemos
cómo te llamas, todas
las gaviotas reparten
tu nombre en las arenas:
ahora, pórtate bien,
no sacudas tus crines,
no amenaces a nadie,
no rompas contra el cielo
tu bella dentadura,
déjate por un rato
de gloriosas historias,
danos a cada hombre,
a cada
mujer y a cada niño,
un pez grande o pequeño
cada día.
Sal por todas las calles
del mundo
a repartir pescado
y entonces
grita,
grita
para que te oigan todos
los pobres que trabajan
y digan,
asomando a la boca
de la mina:
"Ahí viene el viejo mar
repartiendo pescado".
Y volverán abajo,
a las tinieblas,
sonriendo, y por las calles
y los bosques
sonreirán los hombres
y la tierra
con sonrisa marina.
Pero
si no lo quieres,
si no te da la gana,
espérate,
espéranos,
lo vamos a pensar,
vamos en primer término
a arreglar los asuntos
humanos,
los más grandes primero,
todos los otros después,
y entonces
entraremos en ti,
cortaremos las olas
con cuchillo de fuego,
en un caballo eléctrico
saltaremos la espuma,
cantando
nos hundiremos
hasta tocar el fondo
de tus entrañas,
un hilo atómico
guardará tu cintura,
plantaremos
en tu jardín profundo
plantas
de cemento y acero,
te amarraremos
pies y manos,
los hombres por tu piel
pasearán escupiendo,
sacándote racimos,
construyéndote arneses,
montándote y domándote
dominándote el alma.
Pero eso será cuando
los hombres
hayamos arreglado
nuestro problema,
el grande,
el gran problema.
Todo lo arreglaremos
poco a poco:
te obligaremos, mar,
te obligaremos, tierra,
a hacer milagros,
porque en nosotros mismos,
en la lucha,
está el pez, está el pan,
está el milagro.


Pablo Neruda