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martes, 29 de julio de 2008

Arrieros chinos

A Héctor Berenguer

Siglos van que no llegan
que la misma polvareda y una misma hora los persigue,
en Laos, camino a Natha,
lejos de este mundo,
desencadenados del jardín mudo de la edad media
y de la voluntad del emperador,
libres por la sierra
arriando rumbo a la antigua China.

Ahí van, el presente inmortal, airado,
en el penacho de plumas
que corona las mulas;
enarbolando un bastón, y en la punta del bastón
un papagayo,
flor carnicera de los resucitados.

Fuera de la historia, pasa la historia,
invicta, viuda, prodigiosa.


Leopoldo Castilla (Argentina, 1947)

domingo, 27 de julio de 2008

John Hurt y la sopa de piedra

Aquí tenemos al gran actor inglés en un episodio de "El cuentacuentos", refiriendo una versión de esta historia.

sábado, 26 de julio de 2008

Cenizas


Hemos dicho palabras,
palabras para despertar muertos,
palabras para hacer un fuego,
palabras donde poder sentarnos
y sonreír.

Hemos creado el sermón
del pájaro y del mar,
el sermón del agua,
el sermón del amor.

Nos hemos arrodillado
y adorado frases extensas
como el suspiro de la estrella,
frases como olas,
frases como alas.

Hemos inventado nuevos nombres
para el vino y para la risa,
para las miradas y sus terribles
caminos.

Yo ahora estoy sola
– como la avara delirante
sobre su montaña de oro –
arrojando palabras hacia el cielo,
pero yo estoy sola
y no puedo decirle a mi amado
aquellas palabras por las que vivo.


Alejandra Pizarnik

martes, 15 de julio de 2008

Luis Cernuda - OCNOS



El escándalo

En las largas tardes del verano, ya regadas las puertas, ya pasado el vendedor de jazmines, aparecían ellos, solos a veces, emparejados casi siempre. Iban vestidos con blanca chaqueta almidonada, ceñido pantalón negro de alpaca, zapatos rechinantes como el cantar de un grillo, y en la cabeza una gorrilla ladeada, que dejaba escapar algún rizo negro o rubio. Se contoneaban con gracia felina, ufanos de algo que ellos solos conocían, pareciendo guardarlo secreto, aunque el placer que en este secreto hallaban desbordaba a pesar de ellos sobre las gentes.

Un coro de gritos en falsete, el ladrar de algún perro, anunciaba su paso, aun antes de que hubieran doblado la esquina. Al fin surgían, risueños, y casi envanecidos del cortejo que les seguía insultándoles con motes indecorosos. Con dignidad de alto personaje en destierro, apenas si se volvían al séquito blasfemo para lanzar tal pulla ingeniosa. Mas como si no quisieran decepcionar a las gentes en lo que éstas esperaban de ellos, se contoneaban más exageradamente, ciñendo aún más la chaqueta a su talle cimbreante, con lo cual redoblaban las risotadas y la chacota del coro.

Alguna vez levantaban la mirada a un balcón, donde los curiosos se asomaban al ruido, y había en sus descarados ojos juveniles una burla mayor, un desprecio más real que en quienes con su morbosa curiosidad les iban persiguiendo. Al fin se perdían al otro extremo de la calle.

Eran unos seres misteriosos a quienes llamaban “los maricas”

Tócala, Sam

Tócala otra vez, Sam (Play it again, Sam) es una frase que no figura en el guión ni tampoco se dice en la película. No en la película original (Play it once, Sam. For old times sake. Play it, Sam. Play "as time goes by", es decir Tócala una vez, Sam. Por los viejos tiempos. Tócala, Sam. Toca "as time goes by", ...y más adelante "Sing it, Sam" ---Cántala, Sam...), tampoco en la versión española. Uno se pregunta entonces cómo es que esa frase, el "Play it again, Sam" se repite tantas veces como la que literalmente figura en la película. Mi interpretación es que cuando Woody Allen hizo la película 1972 (no la dirigió él, pero se trataba de la versión para el cine de una obra de teatro suya estrenada en Broadway, inicialmente llamada Aspirin for Three) que aquí se llamó "Sueños de un seductor", y que contenía varias alusiones en homenaje a Casablanca, le puso por título precisamente "Play it again, Sam", de modo que fueron muchos los que tomaron esa frase como parte literal del ruego que hace Ilsa Lund (Ingrid Bergman) a Sam (Dooly Wilson) para que toque la que fue la canción preferida de su romance en París con Rick Blaine (Humphrey Bogart). Con el tiempo, este error, inicialmente originado en el ámbito de habla inglesa, fue comunicándose (traducciones de artículos) a nuestro entorno. La cuestión que se plantea en relación con lo anterior es si Woody Allen creía, al titular su película, que esa frase pertenecía a "Casablanca". Todo hace pensar que no es así: aparte de que las películas pasan muchos controles, el "again" es justamente un modo de indicar que la nueva película pretende rememorar a la anterior (el final es casi una copia). La cosa, no obstante, no está muy clara, porque esta frase se había acuñado ya ---probablemente por error en este caso--- en la película de los Hermanos Marx Una noche en Casablanca (1942).

Play it once, Sam. For old times sake. Play it, Sam. Play "As time goes by".

You must remember this
A kiss is just a kiss, a sigh is just a sigh.
The fundamental things apply
As time goes by.

And when two lovers woo
They still say, "I love you."
On that you can rely
No matter what the future brings
As time goes by.

Moonlight and love songs
Never out of date.
Hearts full of passion
Jealousy and hate.
Woman needs man
And man must have his mate
That no one can deny.

It's still the same old story
A fight for love and glory
A case of do or die.
The world will always welcome lovers
As time goes by.

Oh yes, the world will always welcome lovers
As time goes by.

Música y letra de Herman Hupfeld.


lunes, 14 de julio de 2008

SAN FERMÍN

Cuarto encierro de 2008
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Sevillana

Cántame, por María del Monte, esta sevillana.

sábado, 12 de julio de 2008

Samba em prelúdio

Samba en preludio. Vinicius de Moraes, Maria Creuza y Toquinho. Casi nada.


Eu sem você não tenho porque
Porque sem você não sei nem chorar,
Sou chama sem luz,
Jardim sem luar,
Luar sem amor,
Amor sem se dar.

E eu sem você sou só desamor,
Um barco sem mar,
Um campo sem flor,
Tristeza que vai
Tristeza que vem,
Sem você meu amor eu não sou
Ninguém

Ah, que saudade
Que vontade de ver renascer
nossa vida
Volta querida
Teus abraços precisam do meus
Os meus braços precisam dos teus

Estou tão sozinho,
Tenho os olhos cansados de olhar para o além
Vem ver a vida
Sem você meu amor
Eu não sou
Ninguém

viernes, 11 de julio de 2008

¿Qué podemos añadir?

Es antológica la presentación por parte de Marcos Mundstock del "célebre compositor húngaro" autor de la música para el "Encuentro en el restaurante" de la pieza teatral "Felisa y Abelardo".

Lamento que la frase ¿Qué podemos añadir que no se haya dicho ya? no se complete como en la presentación a la que asistí (Viegésimo aniversario? Les Luthiers ya son grandes hitos?) de la que recuerdo que se completaba con un ¿...o que quizá sí se haya dicho?.

Tampoco se pierdan la segunda parte del "Encuentro en el restaurante".

jueves, 10 de julio de 2008

Las desiertas abarcas

Como unas imágenes sugieren otras, y aunque no se trate de dimensiones comparables, el poema de Antonio Requeni me hizo pensar en este otro de Miguel Hernández: Las desiertas abarcas.

Por el cinco de enero,
cada enero ponía
mi calzado cabrero
a la ventana fría.

Y encontraba los días
que derriban las puertas,
mis abarcas vacías,
mis abarcas desiertas.

Nunca tuve zapatos,
ni trajes, ni palabras:
siempre tuve regatos,
siempre penas y cabras.

Me vistió la pobreza,
me lamió el cuerpo el río
y del pie a la cabeza
pasto fui del rocío.

Por el cinco de enero,
para el seis, yo quería
que fuera el mundo entero
una juguetería.

Y al andar la alborada
removiendo las huertas,
mis abarcas sin nada,
mis abarcas desiertas.

Ningún rey coronado
tuvo pie, tuvo gana
para ver el calzado
de mi pobre ventana.

Toda gente de trono,
toda gente de botas
se rió con encono
de mis abarcas rotas.

Rabié de llanto, hasta
cubrir de sal mi piel,
por un mundo de pasta
y unos hombres de miel

Por el cinco de enero
de la majada mía
mi calzado cabrero
a la escarcha salía.

Y hacia el seis, mis miradas
hallaban en sus puertas
mis abarcas heladas,
mis abarcas desiertas.

Miguel Hernández

miércoles, 9 de julio de 2008

Luis Cernuda - OCNOS: El tiempo




Llega un momento en la vida cuando el tiempo nos alcanza. (No sé si expreso esto bien.) Quiero decir que a partir de tal edad nos vemos sujetos al tiempo y obligados a contar con él, como si alguna colérica visión con espada centelleante nos arrojara del paraíso primero, donde todo hombre ha vivido una vez libre del aguijón de la muerte. ¡Años de niñez en que el tiempo no existe! Un día, unas horas son entonces cifra de la eternidad. ¿Cuántos siglos caben en las horas de un niño?

Recuerdo aquel rincón del patio en la casa natal, yo a solas y sentado en el primer peldaño de la escalera de mármol. La vela estaba echada, sumiendo el ambiente en una fresca penumbra, y sobre la lona, por donde se filtraba tamizada la luz del mediodía, una estrella destacaba sus seis puntas de paño rojo. Subían hasta los balcones abiertos, por el hueco del patio, las hojas anchas de las latanias, de un verde oscuro y brillante, y abajo, en torno de la fuente, agrupadas, las matas floridas de adelfas y azaleas. Sonaba el agua al caer con un ritmo igual, adormecedor, y allá en el fondo del agua unos peces escarlata nadaban con inquieto movimiento, centelleando sus escamas en un relámpago de oro. Disuelta en el ambiente había una languidez que lentamente iba invadiendo mi cuerpo.

Allí, en el absoluto silencio estival, subrayado por el rumor del agua, los ojos abiertos a una clara penumbra que ralzaba la vida misteriosa de las cosas, he visto cómo las horas quedaban inmóviles, suspensas en el aire, tal la nube que oculta un dios, puras y aéreas, sin pasar.

martes, 8 de julio de 2008

Cristo en la cruz

Cristo en la cruz. Los pies tocan la tierra.
Los tres maderos son de igual altura.
Cristo no está en el medio. Es el tercero.
La negra barba pende sobre el pecho.
El rostro no es el rostro de las láminas.
Es áspero y judío. No lo veo
y seguiré buscándolo hasta el día
último de mis pasos por la tierra.
El hombre quebrantado sufre y calla.
La corona de espinas lo lastima.
No lo alcanza la befa de la plebe
que ha visto su agonía tantas veces.
La suya o la de otro. Da lo mismo.
Cristo en la cruz. Desordenadamente
piensa en el reino que tal vez lo espera,
piensa en una mujer que no fue suya.
No le está dado ver la teología,
la indescifrable Trinidad, los gnósticos,
las catedrales, la navaja de Occam,
la púrpura, la mitra, la liturgia,
la conversión de Guthrum por la espada,
la inquisición, la sangre de los mártires,
las atroces Cruzadas, Juana de Arco,
el Vaticano que bendice ejércitos.
Sabe que no es un dios y que es un hombre
que muere con el día. No le importa.
Le importa el duro hierro con los clavos.
No es un romano. No es un griego. Gime.
Nos ha dejado espléndidas metáforas
y una doctrina del perdón que puede
anular el pasado. (Esa sentencia
la escribió un irlandés en una cárcel.)
El alma busca el fin, apresurada.
Ha oscurecido un poco. Ya se ha muerto.
Anda una mosca por la carne quieta.
¿De qué puede servirme que aquel hombre
haya sufrido, si yo sufro ahora?

Jorge Luis Borges

lunes, 7 de julio de 2008

Kadish por un zapato roto (1)

Entre los testimonios del Museo del Holocausto, en Jerusalén,
puede verse un pequeño zapato -recogido en un campo de
concentración- que debió pertenecer a un niño de 6 ó 7 años



Desde este lado te contemplo.
En tu inocencia, pequeñito náufrago,
el horror y la muerte me hacen señas.
¿Quién te calzó? ¿Dónde, tu hermano roto?
Todavía en las grietas de tu cuero
las costras del escarnio, las partículas
del humo y el hollín del crematorio.
Fuiste un niño, dabas leves pasos
por la vida quizás hayas pisado
la blandura del césped en los parques,
la rayuela que lleva al Paraíso.
Hasta que un día sostuviste
el temblor de unas piernas esmirriadas,
las de aquel niño frente al ojo oscuro
de un arma y el aullido del soldado.
Luego el vagón, el hambre, los hedores,
las ropas con el número y la estrella,
la servidumbre menos oprobiosa
que la desamparada soledad
con los piojos por únicos parientes.
Ahora estás allí, breve memoria
de una atroz pesadilla. Te contemplo
lejos del tiempo y de las lágrimas,
en tu inocencia, náufrago.
Y quisiera ponerme de rodillas
y pedirte perdón por estar vivo,
porque en unos instantes saldré al mundo
del sol y de los árboles, y acaso
encuentre a un niño en mi camino,
un niño rubio y sonriente,
con los zapatos nuevos.



Antonio Requeni


(1) Oración judía de duelo

Nota: Cuando elegí este poema para el blog,
no había visto aún la entrada de Pneuma.
¿Qué extraña razón nos hizo coincidir hoy
en la congoja que causa el sufrimiento
de los niños, imaginado por el hielo del alma humana,
que no tiene perdón?

Luis Cernuda - Ocnos




LA POESÍA

En ocasiones, raramente, solía encenderse el salón al atardecer, y el sonido del piano llenaba la casa, acogiéndome cuando yo llegaba al pie de la escalera de mármol hueca y resonante, mientras el resplandor vago de la luz que se deslizaba allá arriba en la galería, me aparecía como un cuerpo impalpable, cálido y dorado, cuya alma fuese la música.

¿Era la música? ¿Era lo inusitado? Ambas sensaciones, la de la música y la de lo inusitado, se unían dejando en mí una huella que el tiempo no ha podido borrar. Entreví entonces la existencia de una realidad diferente de la percibida a diario, y ya oscuramente sentía cómo no bastaba a esa otra realidad el ser diferente, sino que algo alado y divino debía acompañarla y aureolarla, tal el nimbo trémulo que rodea un punto luminoso.

Así, en el sueño inconsciente del alma infantil, apareció ya el poder mágico que consuela la vida, y desde entonces así lo veo flotar ante mis ojos: tal aquel resplandor vago que yo veía dibujarse en la oscuridad, sacudiendo con su alma palpitante las notas cristalinas y puras de la melodía.]

Cuando los nazis vinieron

En un post pasado hicimos mención del poema que nunca escribió Bertold Brecht:

Cuando los nazis vinieron a llevarse a los comunistas,
guardé silencio,
porque yo no era comunista.

Cuando encarcelaron a los socialdemócratas,
guardé silencio,
porque yo no era socialdemócrata.

Cuando vinieron a buscar a los sindicalistas,
no protesté,
porque yo no era sindicalista.

Cuando vinieron a llevarse a los judíos,
no protesté,
porque yo no era judío.

Cuando vinieron a buscarme,
no había nadie más que pudiera protestar.

[original:
Als die Nazis die Kommunisten holten,
habe ich geschwiegen;
ich war ja kein Kommunist.

Als sie die Sozialdemokraten einsperrten,
habe ich geschwiegen;
ich war ja kein Sozialdemokrat.

Als sie die Gewerkschafter holten,
habe ich nicht protestiert;
ich war ja kein Gewerkschafter.

Als sie die Juden holten,
habe ich nicht protestiert;
ich war ja kein Jude.

Als sie mich holten,
gab es keinen mehr, der protestieren konnte.
]

Este breve sermón/poema se ha convertido con el tiempo en un pequeño credo de la conciencia civil. Su autor es Martin Niemöller, pastor luterano alemán que estuvo prisionero durante la Segunda Guerra Mundial en el campo de concentración de Dachau. En cierto modo se trata de una confesión de sus propios pecados e incluso un resumen de su biografía por parte de Noemöller, que llegó a estar de acuerdo inicialmente con la política anticomunista y antisemita de Adolf Hitler.


El niño que se ve en la imagen es Ali Ismail Abbas. Fue roto en cinco trozos en la última invasión de Irak por las tropas de Estados Unidos, en una guerra no defensiva que se intentó justificar hasta el patetismo mediante mentiras. Ali perdió los brazos y las piernas. El número de muertos causados por la guerra, en su mayor parte civiles, se evalúa en torno al medio millón. Dos millones es el número de desplazados al exterior, y otros dos millones es el de desplazados internos. En cuanto a los soldados americanos muertos en la guerra, su número es comparativamente muy pequeño, pero en lo que se refiere a los heridos los resultados son también penosos.

Ninguna nación ha reprochado frontalmente a la Administración Bush por esta matanza (ah, sí, ahora recuerdo que el Papa dijo algo así como "Haya paz"). Y es que claro, vinieron por los iraquíes, pero nosotros no somos iraquíes.

domingo, 6 de julio de 2008

¡No pasarán!

El ¡no pasarán! de la guerra civil española.

Algunas precisiones:

* La palabra moro tiene actualmente en España cierta connotación peyorativa, aunque no es así en rigor. Se trata de una palabra cuyo origen se remonta a la guerra impropiamente llamada de la Reconquista, y durante mucho tiempo se utilizó en documentos oficiales sin intención denigrante alguna. Como sucede tantas veces, la intención no reside en la palabra empleada sino precisamente en aquella con la que se utiliza.

* La frase ¡no pasarán! no se creó durante la guerra civil. Hay referencias que la remontan al menos a la Batalla de Verdún.

* Y, sin embargo, pasaron. Los países europeos vecinos todavía no infectados por el fascismo fueron los responsables principales. La siempre ruin y egoísta Gran Bretaña y la distante Francia ignoraron la matanza criminal que se producía bajo sus balcones, porque pensaron seguramente que era algo que no iba con ellos... esto me recuerda esos versos que nunca escribió Bertold Brecht.

sábado, 5 de julio de 2008

¡Ay Carmela!

¡ Ay Carmela! es otra canción de la guerra civil española, del bando republicano. Se trata de una canción que se remonta al siglo XIX, cantada por los guerrilleros españoles que luchaban contra las tropas de Napoleón en 1808 (éramos lo que ahora vienen a ser los llamados terroristas en el caso de Irak, vaya. Y desde luego mejor hubiéramos hecho estando quietecitos, pues ahora seríamos franceses y otro gallo (sí, justamente) nos cantaría. Aunque no sé qué es peor, si ser un país basura o tener a otro pequeño napoleón mandando petites disparates a diestra y siniestra ---más a diestra que a siniestra, la verdad sea dicha).

Bueno, siguiendo con lo que decíamos, la letra se adaptó después en función de las circunstancias sociales y políticas. Durante la guerra civil española se cantó con variantes diversas y hasta con títulos distintos. La más conocida es la que menciona la batalla del Ebro.

Por cierto, ¡Ay, Carmela! es también una película española dirigida por Carlos Saura.

El Ejército del Ebro,
rumba la rumba la rumba la.
El Ejército del Ebro,
rumba la rumba la rumba la
una noche el río pasó,
¡Ay Carmela! ¡Ay Carmela!
una noche el río pasó,
¡Ay Carmela! ¡Ay Carmela!

Y a las tropas invasoras,
rumba la rumba la rumba la.
Y a las tropas invasoras,
rumba la rumba la rumba la
buena paliza les dio,
¡Ay Carmela! ¡Ay Carmela!
buena paliza les dio,
¡Ay Carmela! ¡Ay Carmela!

El furor de los traidores,
rumba la rumba la rumba la.
El furor de los traidores,
rumba la rumba la rumba la
lo descarga su aviación,
¡Ay Carmela! ¡Ay Carmela!
lo descarga su aviación,
¡Ay Carmela! ¡Ay Carmela!

Pero nada pueden bombas,
rumba la rumba la rumba la.
Pero nada pueden bombas,
rumba la rumba la rumba la
donde sobra corazón,
¡Ay Carmela! ¡Ay Carmela!
donde sobra corazón,
¡Ay Carmela! ¡Ay Carmela!

Contraataques muy rabiosos,
rumba la rumba la rumba la.
Contraataques muy rabiosos,
rumba la rumba la rumba la
deberemos resistir,
¡Ay Carmela! ¡Ay Carmela!
deberemos resistir,
¡Ay Carmela! ¡Ay Carmela!

Pero igual que combatimos,
rumba la rumba la rumba la.
Pero igual que combatimos,
rumba la rumba la rumba la
prometemos combatir,
¡Ay Carmela! ¡Ay Carmela!
prometemos combatir,
¡Ay Carmela! ¡Ay Carmela!

viernes, 4 de julio de 2008

La yerba de los caminos

El título del 'post' de hoy es el de una canción que nació durante la Guerra Civil española, y que también se usó en la revolución cubana y en otros intentos revolucionarios de izquierdas de América latina, en donde es casi con seguridad más conocida que en la misma España.

La yerba de los caminos
la pisan los caminantes,
y a la mujer del obrero
la pisan cuatro tunantes
de esos que tienen dinero.

Qué culpa tiene el tomate
que está tranquilo en la mata,
si llega un hijo de puta
y lo mete en una lata,
y lo manda pa’ Caracas.

Los señores de la mina
han comprado una romana
para pesar el dinero
que toditas las semanas
le roban al pobre obrero.


Cuando querrá Dios del cielo
que la tortilla se vuelva…
Que la tortilla se vuelva,
que los buenos coman pan
y los malos mierda, mierda.


Aquí una versión (Quilapayún) y aquí otra (de aficionados?).

jueves, 3 de julio de 2008

Bella ciao

Bella ciao es el más conocido canto partisano italiano de los grupos resistentes contra el fascismo y nazismo durante la segunda guerra mundial, sobre todo los de la zona de Emilia, entre los apeninos boloñeses y la zona de la República partisana de Montefiorino (sobre los apeninos de Módena, donde se dice que fue compuesta por un médico partisano anónimo).

La música, cuyo autor es también desconocido, tiene reminiscencias melódicas de un canto decimonónico del mundo rural, con influencias de otros cantos como "Fior di tomba".



Una mattina mi son svegliato [alzato, en esta versión del canto]
O bella ciao, bella ciao, bella ciao ciao ciao
Una mattina mi son svegliato [alzato, en esta versión del canto]
E ho trovato l'invasor.

O partigiano portami via
O bella ciao, bella ciao, bella ciao ciao ciao
O partigiano portami via
Ché mi sento di morir.

E se io muoio da partigiano
O bella ciao, bella ciao, bella ciao ciao ciao
E se io muoio da partigiano
Tu mi devi seppellir.

E seppellire lassù in montagna
O bella ciao, bella ciao, bella ciao ciao ciao
E seppellire lassù in montagna
Sotto l'ombra di un bel fior.

E le genti che passeranno
O bella ciao, bella ciao, bella ciao ciao ciao
E le genti che passeranno
Mi diranno: "Che bel fior!".

È questo il fiore del partigiano
O bella ciao, bella ciao, bella ciao ciao ciao
È questo il fiore del partigiano
Morto per la libertà.

<<<<<<>>>>>>>>>>

Esta mañana me he levantado.
O bella ciao, bella ciao, bella ciao, ciao, ciao.
Esta mañana me he levantado
y he descubierto al invasor.

¡Oh! Guerrillero, quiero ir contigo.
O bella ciao, bella ciao, bella ciao, ciao, ciao.
¡Oh! Guerrillero, quiero ir contigo
porque me siento aquí morir.

Y si yo caigo, en la guerrilla.
O bella ciao, bella ciao, bella ciao, ciao, ciao.
Y si yo caigo, en la guerrilla,
coge en tus manos mi fusil.
(v. original: tú me debes sepultar)

Cava una fosa en la montaña.
O bella ciao, bella ciao, bella ciao, ciao, ciao.
Cava una fosa en la montaña
bajo la sombra de una flor.

Así la gente cuando la vea.
O bella ciao, bella ciao, bella ciao, ciao, ciao.
Así la gente cuando la vea
se dirá ¡qué bella flor!

Será la flor, de un guerrillero,
O bella ciao, bella ciao, bella ciao, ciao, ciao.
Será la flor, de un guerrillero,
muerto por la libertad.

...Será la flor, de un guerrillero,
muerto por la libertad.
Muerto por la libertad.

Nos resulta también interesante esta versión del grupo de teatro comunitario de Villa Crespo, Matemurga, en marzo de este año.