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sábado, 9 de febrero de 2008

¿Sabías?

¿En qué forja, María José, de dónde?
la hebra delicada de tu voz?
¿Sabías que cuando hablas
se alfombran de pétalos todas las veredas?
¿Sabías que cuando ríes
se cuela el arco iris por todas las ventanas?

¿Sabías, María José, sabías que cuando cantas
se pueblan de mariposas las habitaciones,
se pintan de amarillo las copas de los árboles,

el viento se niega a doblar las esquinas,
en las plazas de cemento se apagan
de asombro las farolas solitarias,
las palomas se acurrucan para escucharte,
y las olas de la mar no rompen sino que se
arrodillan para besar las playas?

Las notas de tu canto son barcos veleros,
limpios como el agua de donde nacen los ríos,
navegando horizontales pentagramas de aire,
y desparramando alegría por las azoteas.

Ahora, cuando la noche y mi perra se acechan mutuamente,
y cinturones de isóbaras cercan mi esqueleto,
yo contemplo dolido como lo anega todo la injusticia
y como a dentelladas se abren paso las guerras,
y escribo no obstante que érase una vez, no ha mucho,
que hubo un soplo de vida sobre esta desdichada raza humana.

Pedro Crespo, 1 de junio de 2003

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Hay en este poema imágenes casi lorquianas. ¿Existe María José?

Pneuma dijo...

Sí, lo de Lorca ya lo pensé después de haberlo escrito, pero no fue algo pretendido. María José existe, es la locutora que en el programa "Si Amanece, nos vamos" de la SER en Barcelona nos decía cantando, durante una temporada, el parte meteorológico. Ya traeré por aquí algunas muestras.