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martes, 8 de enero de 2008

Canto a Bolívar

Padre nuestro
Que estás en la tierra
En el agua, en el aire
De toda nuestra extensa
Latitud silenciosa
Todo lleva tu nombre Padre
En nuestra morada
Tu apellido
La caña levanta a la dulzura.
El estaño Bolívar
Tiene un fulgor Bolívar
El pájaro Bolívar
Sobre el volcán Bolívar
La patata, el salitre,
Las sombras especiales
Las corrientes, las vetas
De fosfórica piedra,
Todo lo nuestro
Viene de tu vida apagada.
Tu herencia fueron ríos,
Llanuras, campanarios,
Tu herencia
Es el pan nuestro de cada día
Padre.
Tu pequeño cadáver
De capitán valiente
Ha extendido en lo inmenso
Su metálica forma,
De pronto salen dedos tuyos
Entre la nieve
Y el austral pescador
Saca la luz de pronto
Tu sonrisa, tu voz,
Palpitando en las redes
De qué color la rosa
Que junto a tu alma alcancemos
Roja será la rosa
Que recuerde tu paso
Cómo serán las manos
Que toquen tus cenizas
Rojas serán las manos
Que en tu ceniza nacen
Y cómo es la semilla
De tu corazón muerto
Es roja la semilla de tu
Corazón vivo
Por eso, es hoy la ronda de manos
Junto a ti,
Junto a mi mano hay otra
Y hay otra junto a ella
Otra más hasta el fondo
Del Continente obscuro
Y otra mano
Que tú no conociste entonces
Viene también Bolívar
A estrechar a la tuya
De Teruel, de Madrid,
Del Jarana, del Ebro,
De la cárcel, del aire,
De los muertos de España
Llega esta mano roja
Que es hija de la tuya,
Capitán combatiente,
Donde una boca grita libertad
Donde un oído escucha
Donde un soldado rojo
Rompe una frente tarda
Donde un laurel de libres brota
Donde una nueva bandera
Se adorna con sangre
De nuestra nueva tierra.
Bolívar, Capitán,
Se divisa tu rostro
Otra vez entre pólvora y humo
Tu espada está naciendo
Otra vez tu bandera
Con sangre se ha bordado
Los malvados atacan
Tu semilla de nuevo
Clavado en otra cruz
Está el hijo del hombre
Pero hacia la esperanza
Nos conduce tu sombra,
El laurel y la luz
De tu ejército rojo
A través de la noche
De América,
Con tu mirada mira
Tus ojos que vigilan
Más allá de los mares
Más allá de los pueblos oprimidos
Y heridos,
Más allá de las negras
Ciudades incendiadas
Tu voz nace de nuevo
Tu voz otra vez nace,
Tu ejército defiende
Las banderas sagradas
La libertad sacude
Las campanas sangrientas
Y un sonido terrible
De sonidos parece,
La aurora enrojecida
Por la sangre del hombre.
Libertadores,
Un mundo de paz
Nació en tus brazos,
La paz, el pan, el trigo
De tu sangre nacieron
De nuestra joven sangre
De Nilo de tu sangre
Saldrá paz, pan, trigo
Para el mundo que haremos.
Yo conocí a Bolívar
Una mañana larga
En Madrid,
En la Boca del Quinto Regimiento.
Padre, le dije,
¿Eres o no eres o quién eres?
Y mirando al Cuartel de la Montaña
Dijo: Despierto cada cien años
Cuando despierta el pueblo.

Pablo Neruda

1 comentario:

Alina M dijo...

¡Bien dicho, Pablo!